jueves, 21 de octubre de 2010

Renoir en El Prado

Renoir siempre me ha fascinado por ser un pintor revolucionario con un fuerte peso de la tradición. No hay más que ver las imágenes de sus mujeres bañistas para darse cuenta del influjo de Rubens y Tiziano en sus pinceles. El maestro francés fue un trabajador incansable. Hace unos años un nieto suyo revelaba que, por culpa de una artritis reumatoide, su abuelo se ataba pinceles a sus deformados dedos para poder seguir trabajado. Ahora, El Museo del Prado nos muestra algunos de esos cuadros realizados durante la enfermedad del pintor en la primera exposición monográfica dedicada al genio de Limoges. Estas 31 obras han viajado, por primera vez, desde Massachusset hasta España para mostrarnos un Renoir diferente al archiconocido artista de Le Moulin de la Gallette. Y es que estas obras nos permiten olvidarnos un poco del impresionismo, del que Renoir fue sin duda un maestro, para adentrarnos en un mundo pictórico de reminiscencias clásicas. Yo, de este universo renoiriano lleno de vida y de belleza, me quedo con sus figuras femeninas captadas, a modo de instantánea, en actitudes íntimas y sensuales. Creo que desde Rubens, nadie había tratado el cuerpo femenino con tanta dulzura y sutileza…




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